Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
El canasto de carbón
Cuenta la historia de un anciano que
vivía en una granja en las montañas de Mendoza con su joven nieto.
Cada mañana, el abuelo y su nieto se
sentaban a la mesa de la cocina para leer la vieja y estropeada Biblia.
Un día el nieto le preguntó:
-
abuelo, yo intento leer la Biblia, me gusta mucho pero no la entiendo y lo poco
que logro entender se me olvida enseguida.
¿Por qué necesitamos leer la Biblia?
¿Qué tiene de bueno?
El abuelo que escuchaba, mientras
echaba carbón en la estufa, respondió:
- Querido hijo, toma el canasto de
carbón ve al río y tráemelo lleno de agua.
El nieto obedeció a su abuelo, aunque
toda el agua se perdió antes de que él pudiera volver a la casa.
El abuelo se rió y dijo:
- Tendrás
que caminar más rápido...
y lo envió nuevamente al río con el canasto del carbón
para hacer un nuevo intento.
Esta vez el niño corrió todo lo que
pudo, pero de nuevo el canasto estaba vacío antes de que llegara a la casa.
Casi sin respiración, le dijo a su
abuelo.
- Llevar agua en un canasto de carbón es imposible, nunca lo lograré.
Si tú quieres que traiga agua iré con otro tipo de recipiente.
Pero el anciano dijo:
- Es que yo no
quiero un recipiente de agua, quiero un canasto de agua. Tú puedes lograrlo, trata de ir más
rápido y lo conseguirás.
El anciano salió, para ver lo que
hacía su nieto. El niño sabía que era imposible, pero quería demostrar a su
abuelo que aún cuando corriese tan rápido como podía, el agua se saldría antes
de que llegase a la casa.
Al llegar de nuevo con el canasto
vacío, dijo:
- ¡Mira abuelo, es inútil!
- ¿Por qué piensas que es inútil? Le
preguntó el anciano. Mira dentro del canasto, ¿no ves algo diferente? El niño
miró el canasto y no vio nada especial, pero de pronto se dio cuenta de que en
lugar de estar sucio y lleno de restos de carbón, estaba muy limpio.
-Hijo, le dijo el abuelo, esto es lo
que pasa cuando tu lees la Biblia, tal vez no puedes entender o recordarlo
todo, pero a medida que la vas leyendo te limpia por dentro.
“Ésa es la obra de Dios en nuestra
vida. Para transformar nuestro interior, debe lavarnos lenta y constantemente
hasta producir una limpieza, que le permita obrar sin ningún tipo de
obstáculos”
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