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viernes, 28 de noviembre de 2014

Historia del salmón. Parábola.

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona

Historia del salmón

Autor:

 Del libro

 PARÁBOLAS COMO DARDOS

 de Manuel Sánchez Monge

 

¿Han visto alguna vez a los salmones saltando río arriba?.
Realizan un viaje contra corriente increíble, que todavía no es demasiado comprendido por los científicos.

El Salmón nace en el río y permanece en agua dulce mientras es pequeño. Cuando llega su juventud, baja hasta el mar, donde vive y llega a su madurez. Cuando se acerca la época de la reproducción, emprende el camino de vuelta, volviendo exactamente al lugar donde nació.

 

Es un viaje muy duro. Centenares de kilómetros, llenos de dificultades, de rápidos y cascadas. Tiene que liberarse de las plantas acuáticas que lo tratan de retener ¡Y si solo fuera eso! Lo peor es que el salmón se encuentra en el río a muchos peces, compañeros, que se dejan arrastrar por la corriente y que le dicen:


-Ven con nosotros. En el mar se está muy bien. ¿Qué quieres hacer allá arriba?.
Y otros le gritan:
-¡No subas mas arriba: hay peces que te atacan!.
Y así es. Mirando hacia delante, el salmón puede ver como hay salmones heridos por las mordeduras.

Entonces comienza a dudar y piensa:
-No puedo más. Me quedaré a descansar un rato allá, donde parece que el agua se remansa. Ya continuaré cuando haya recuperado las fuerzas.


Pero, al mismo tiempo, escucha una voz interior que le empuja:
-Salmón, ¡No te dejes llevar por lo fácil!
¡continua tu viaje con los compañeros que luchan a tu lado! O sigues río arriba o la corriente te arrastrara hacia abajo.
No hay otra alternativa: ¡O río arriba o hacia el mar!.


Parece que los salmones no comen nada, una vez que han comenzado que han
comenzado su ascensión río arriba.
Solo el instinto les da fuerzas para luchar contra corriente.

No todos llegan a la meta: muchos mueren exhaustos durante su titánico viaje.
Al llegar al lugar de su nacimiento, las hembras ponen los huevos y los machos
los fertilizan.

Ya pueden, agotados, morir: ellos si que han sido fecundos.



Nadar en contra corriente en la vida es difícil, pero es el precio de la verdadera fecundidad ¿qué experiencias de tu vida avalan esta afirmación?.

¿qué voces desde el exterior te están tentando ahora para que no luches? ¿cuándo y cómo has escuchado la voz de tu interior que te invitaba a seguir adelante?.

Solo somos auténticamente fecundos si somos capaces de morir un poco a nosotros mismos, como el salmón. ¿a qué tendrías que morir ahora mismo para conseguir ese tipo de fecundidad?.

Un artículo que nos puede hacer pensar. 
Franja

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