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sábado, 16 de abril de 2016

Para la abuelita, que siempre está ahí.

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona

El abuelo o abuela que se siente reflejado en este artículo, 
ya puede dar gracias a Dios. 

Cada vez tardan más los hijos de tus hijas o los hijos de tus hijos.
Cuando nacen... ya los abuelos son muy mayores 
y sus hijos también
 y ya no pueden disfrutarlos. 
A mi me dan pena. 
Franja


Esto fue mi abuelita y las de mis hijas,
 mi mami!!!

VERSATILIDADES

El Sol de San Luis
6 de septiembre de 2013

LUISA MARTHA SOLANA MENDOZA

Redacción / El Sol de San Luis
San Luis Potosí, San Luis Potosí.-

Resultado de imagen de Para mi abuela. Soy una flor, una flor que se abre en busca del sol. Tú eres el sol, abuela, el sol de  mi vida.

Soy una flor, una flor que se abre en busca del sol.
Tú eres el sol abuela, el sol de mi vida.


Las abuelas son las voces del pasado y los ejemplos del presente.
Ellas abren las puertas al futuro.

Una abuela es el mejor regalo con que podemos recibir a nuestros nietos, de nuestros hijos/as.
Recuerdo como vi a mi hija detrás del ventanal viendo nacer a mi primera nieta... ¡mi hija era una mujer!

Los nietos son la renovación de la vida, un poco de nosotros entrando en el futuro cuando nace un niño, también nace una abuela, en el hogar que mi abuela creó, que vi el principio de la vida, que tengo y podre un día hereda-dar.


Muchas veces he pensado que inhumano sería este mundo sin los ancianos, y que melancólico sería sin los niños.

En los ojos de los jóvenes vemos llamas, pero en los de los mayores vemos luz.

Tenía un millón de preguntas aún sin responder. Me quedaba mucho por hacer, mucho que aprender.

¿Qué prisa podía tener en ser abuela?... Ninguna; Hasta que nació mi nieta, todo lo demás pasó a segundo plano.

A veces el amor perfecto sólo llega cuando nacen los nietos.

Si han de aparecer arrugas en tu rostro, que no lo hagan también en tú corazón.

El alma no debe envejecer

Está comprobado científicamente que la relación entre una abuela y su nieto es enriquecedora al máximo para ambos extremos haz que tus manos recorran las arenas del tiempo. Cada gránulo tiene su historia, un propósito, una conexión con el mar de la vida. Observa lo sagrado de todas las cosas y venera el vínculo que las une.

No envejecemos con los años, renacemos cada día


A medida que iban llegando mis nietos, el aire de la casa se volvía más vibrante y cálido, como si cada objeto cobrara vida de una manera especial.

Tratando de dar una respuesta buena y reconfortante a las preguntas de los más pequeños, a menudo llegamos a una buena y reconfortante conclusión para nosotros.

Quién piensa más profundo, ama lo más vivo. Las arterias se dividen, pero vuelven al corazón, y todo es una única, eterna y ardiente vida. El verdadero milagro de la vida ocurre cuando nacen los hijos de tus hijos/as.

 

La luz de tú música ilumina el mundo. El aliento vital de tú música rueda de cielo, en cielo. Tus hijos son tú mejor inversión. Tus nietos, los dividendos. Disfrútalos has corrido riesgos para llegar hasta aquí y te lo mereces.

Mi sabia abuelita, siempre me decía que el día estaba perdido si no habías reído a carcajadas por lo menos una vez diaria.

Todos creen que sus nietos son los mejores. Claro eso fue antes de que nacieran los míos. 

ABUELA

brazos, 
esos, 
nión, 
ncanto, 
ibertad, 
mor.

Cuando son abuelas, nuestras madres llegan al pináculo de su gracia. Cuando la madre tiene al hijo/a, de su hijo/a, en brazos, el ser humano es testigo del ciclo vital, de la armonía mística en los caminos de la vida. Hay muchísimas maneras de sostener un niño en brazos. Todas son correctas. En la juventud aprendemos; en la madurez, comprendemos.

¡Dios mío... te pido que mis hijas lleguen a verme como yo a mi madre y a mi abuelita!


Las abuelas no malcrían, las abuelas no educan, las abuelas CONSIENTEN Y SOLO SABEN AMAR.


Porque la sangre que heredamos no es nada más la que traemos al llegar al mundo. La sangre que heredamos está hecha de las cosas que comimos de niños, de las palabras que nos cantaron en la cuna y de los brazos que nos cuidaron.


En las pláticas de aquellos que dejan la vida por los nietos, de una manera o de otra pero se deja en paz.

Lejos o cerca sabemos que están los nietos, porque los hijos siempre se van.

Y sólo esos pequeños los regresan de nuevo a nosotros los abuelos.

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