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SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI, JUEVES SIGUIENTE AL DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
SI ESE DÍA ES FERIADO, SE CELEBRA EL DOMINGO.
Día 2 de junio DEL 2013
Domingo del Corpus Christi
Cristo Eucaristía
Un buen Cartel para el Día de Corpus
Recemos con frecuencia, en reparación de las blasfemias contra Cristo Jesús y su Santísima Madre, por parte de los desalmados, que se manifiestan contra la religión y no respetan nuestras creencias, ofendiéndonos en los más sagrado de nuestros quereres...
LAS ALABANZAS SIGUIENTES:
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús, en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo, Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Amén, Amén, Amén.
Día 2 de junio,
Domingo,Solemnidad del
Domingo,Solemnidad del
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Yo soy el pan vivo
que ha bajado del cielo. Si alguno come este pan vivirá eternamente; y el
panque yo daré es mi carne para la vida del mundo. Los judíos se pusieron a discutir entre
ellos: —¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo:—En verdad, en
verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su
sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es
verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre permanece en mí y yo en él. Igual que el Padre que me envió vive y yo
vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha
bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron: quien come
este pan vivirá eternamente. (Evangelio: Jn 6, 51-58)
*******
Nuestro Obispo, D. Luis Quinteiro Fiuza, Obispo de la Diócesis de Tui-Vigo
Carta Pastoral con motivo de la Fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Carta del Obispo en el
Corpus 2013
El que ama, comparte
Uno de
los libros más hermosos y profundos que he disfrutado en mi vida ha sido uno de
Hans Urs von Balthasar que en alemán lleva por título Nur die Liebe ist
glauhaft. Al español se ha traducido como, Sólo el Amor es digno de fe. En él el autor trata de desarrollar los caminos por los que
los hombres hemos buscado y seguimos buscando a Dios en nuestra vida y en nuestro
pensamiento. El hombre se ha servido de la naturaleza y del cosmos para buscar
a Dios. En los tiempos modernos, en cambio, se ha privilegiado la vía de la
interioridad, de la consciencia personal, para acceder a la existencia y al ser
de Dios. Ninguno de estos caminos es concluyente en sí mismo porque en realidad
la fe cristiana no es el resultado puro de una búsqueda del ser humano sino la
respuesta a una entrega de Dios. Uno no
cree en un ser que se ha descubierto como fruto de una búsqueda personal. La fe es una respuesta
a quien te ha buscado primero, desde siempre. Por eso, dice Balthasar, sólo el Amor, sólo Dios Amor,
es el que hace creíble nuestra fe: “El que no
ama no conoce a Dios, porque Dios es Amor”(1 Jn 4,8
). El mandato del amor es el corazón del mensaje de Jesús. Pero la raíz y el fundamento
último del mandamiento del amor de Jesús es que Dios mismo es Amor. Jesús es el
don supremo de Dios al mundo y Jesucristo, Hijo de Dios, es el Dios Amor hecho
carne.
Los
cristianos somos invitados por Jesús a ser instrumentos y transmisores del amor
de Dios al mundo como Él lo fue : “ Que
os améis los unos a los otros, como yo os he amado”( Jn 13,34). Si el amor de Jesucristo a los hombres fue hasta
las últimas consecuencias, el amor de los cristianos no puede ser de otra
índole. Amar para un cristiano significa dar la vida por el hermano, si
ello fuera necesario, y, en cualquier caso, el que ama no puede permanecer
nunca indiferente a la suerte del hermano que tiene al lado. Jesús nos dijo que al final de la vida seremos examinados de
nuestras actitudes hacia los hermanos necesitados : “ Venid, benditos de mi Padre…….porque tuve hambre, y me distéis de
comer; tuve sed, y me distéis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba
desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis
a verme; o apartaos de mi, malditos,…porque tuve hambre, y no me disteis de
comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis;
estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me
visitasteis; o apartaos de mi, malditos,…porque tuve hambre, y no me disteis de
comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis;
estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis
“ ( Mt 25,34-43).
Los
primeros cristianos entendieron perfectamente la centralidad del amor fraterno
en la vida cristiana. El testimonio de los Hechos de los Apóstoles es
contundente a este respecto. El mensaje cristiano del amor fraterno no es un testamento
de Jesús en el que la Iglesia fue ahondando con el paso del tiempo y de cuyo
compromiso fue tomando conciencia a medida que se iba insertando en la
historia. Muy al contrario, cuando la Iglesia quiere descubrir hoy su misión en
la historia tiene que volver sus ojos a la radical novedad que en el mundo
antiguo supuso la fe cristiana. De esa novedad tuvo plena conciencia la Iglesia
primitiva. Nunca dejará de sorprendernos la clarividencia con la que el Apóstol
San Juan habla de la caridad y de su inseparable vinculación con la fe: “ Si alguno dice : Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un
mentiroso; pues quien no ama a su hermano a
quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” ( 1 Jn 4, 20).
La
Iglesia siempre ha sentido la caridad como su urgencia primera y nuestra
Diócesis tiene que encontrar de nuevo en el ejercicio de la caridad la primera
de sus tareas. En este sentido, es
admirable el trabajo que viene desarrollando nuestra Caritas diocesana. Soy testigo
muy directo del compromiso lúcido y abnegado de personas que a través de
Caritas diocesana hacen posible que la esperanza no se apague en muchos de nuestros
hogares ni en el corazón de tantas personas duramente golpeadas por la crisis
que estamos sufriendo.
Dentro de
unos días celebraremos la Fiesta del Corpus Christi, “Día de la Caridad”. Y
Caritas Diocesana llama una vez más a nuestras puertas para decirnos que si de
verdad amamos a nuestros hermanos, tenemos que compartir. En los momentos
difíciles sólo hay una salida: repartir.
Luís
Quinteiro
Obispo
Tui-Vigo
Considerábamos hace poco que Dios nos creó para una vida de relación
íntima con las tres personas divinas. Esta vocación es lo verdaderamente propio
del hombre, lo que tienen los hombres de peculiar y los caracteriza y eleva sobre
el resto de la creación de este mundo.
Conducidos maternalmente por la
Iglesia, al paso de las sucesivas celebraciones litúrgicas, vamos reflexionando
sobre esta vida, que es sobrenatural, puesto que no está al alcance de nuestras
fuerzas naturales. Sentimos insatisfacción por mucho que logremos de este mundo
–nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti, diría Agustín de
Hipona–, pero no vemos cómo lograr esa paz del espíritu, ese descanso en Dios
que necesariamente anhelamos.
Como ya recordábamos, san
Juan comienza su Evangelio advirtiendo a sus lectores que el Verbo Eterno se
hizo hombre y que los hombres que le acogen son hechos hijos de Dios. Esta
filiación divina requiere, según explicó el Señor a Nicodemo, un nuevo
nacimiento, no a la vida humana sino del Espíritu. El ideal de esta vida en
Dios es de hecho, no pocas veces, contrario a un ideal solamente humano. Gran
parte de la enseñanza de Jesucristo se centra precismente en establecer la
diferencia entre bienaventurados; es decir, los que logran la vida eterna con
Dios o bienaventuranza, y los que son felices sólo según este mundo.
Después de haber predicado
el Reino de Dios al que somos llamados los hombres, que no es de este mundo,
Jesucristo, como primogénito de los hijos de Dios, muere en redención por los
pecados de los hombres. Y al resucitar al tercer día como había anunciado, nos precede
como hombre en la vida gloriosa e inmortal para la que Dios nos pensó. Una vida
que actúa movida por el Espíritu Santo, según hemos considerado a menudo, y que
es una permanente relación de cada uno con las Personas divinas de la Trinidad.
Hoy deseamos recordarlo de modo expreso, no
vayamos a acostumbrarnos a tan excelsa verdad. Y agradecemos la Eucaristía que
Jesús prometió, como nos recuerda la liturgia de este día. Dios nos ama
ofreciéndonos el alimento que mantiene y desarrolla la vida sobrenatural para
la que nos ha elegido. Así se expresó el Señor ante cuantos le escuchaban
cierto día en la sinagoga de Cafarnaún. Sólo con ese Alimento de su cuerpo sería
posible vivir plenamente de acuerdo con nuestra dignidad:
Si alguno come de este pan vivirá eternamente. Ese Pan, afirma, es mi
carne para la vida del mundo.
¿Cómo puede éste darnos a
comer su carne?, se preguntaban extrañados los judíos. Pero Jesús, sin entrar
en explicaciones, no sólo reafirma lo que habían escuchado, sino que asegura
que alimentarnos de su Cuerpo y Sangre es la única opción adecuada a nuestra
condición: En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del
Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. Sin la Eucaristía,
aunque parezca que llevamos una existencia saludable y hasta muy dichosa en
ocasiones, no sería, sin embargo, nuestra vida realmente plena, aquella para la
que nos hizo Dios capaces, y a la que nos invita Cristo con su venida al mundo.
Éste en su Evangelio, la noticia definitiva que nos debía trasmitir y por la
que se hizo hombre: El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo
en él. Como el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que
me come vivirá por mí.
Las palabras de Jesús no
admiten otra interpretación: alimentándonos de Él llevamos una vida divina. Una
vida que se asemeja más a la del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que a la
de las otras criaturas que vemos junto a nosotros en este mundo. Sin hacernos
dioses, lo cual sería contradictorio, Dios nos ofrece su misma vida, y por eso
somos relevantes para Él. Se comprende así la alegría de María, que se siente
la más dichosa de las criaturas, pues el Creador puso los ojos en Ella.
Queramos considerar y valorar adecuadamente el hecho de que merecemos la
atención de Dios a toda hora. ¿Procuramos ser agradecidos, conscientes de que
Dios está sienpre con nosotros, y más aún que a nuestro lado?:
en El vivimos, nos movemos y existimos, afirma san Pablo.
En la solemnidad del
Corpus Christi celebramos además su presencia en el sacramento de la Eucaristía.
Oculto en nuestros sagrarios se reserva como alimento de nuestra vida
sobrenatural, como verdadera energía espiritual para el alma. Por ella –sin
ella no– alcanzamos la vida abundante que Cristo nos ha ganado. Como niños que
deben desarrollarse, deseamos alimentarnos con hambre de ese manjar celestial
que nos diviniza y fortalece. Y con esa sencillez, que es propia de los pequeños,
insistimos sin miedo: "Yo quisiera Señor recibiro con aquella pureza, humildad y
devoción, con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor
de los santos."
De D. Luis de Moya.
PROCESIONES Y CUSTODIAS
Custodia de Arfe de Toledo,
la más hermosa del mundo.
Otra imagen de la Custodia
en su vitrina del Museo
Y además
aquella noticia del pasado año:
Custodia de nuestros pueblos,
fruto del gran amor de los fieles
Custodia de Arfe, dispuesta
para salir en Procesión.
Una procesión, como la nuestra
de Baiona
Procesión adornada con los niños de Primera Comunión.
Para imitar en Baiona.
Toledo
Espero que os haya gustado.
Franja.
PROCESIONES Y CUSTODIAS
Custodia de Arfe de Toledo,
la más hermosa del mundo.
Otra imagen de la Custodia
en su vitrina del Museo
Y además
aquella noticia del pasado año:
La custodia de Arfe, obra "exponente" de la orfebrería española, conocida popularmente, por utilizarse en la procesión del Corpus Christi, que se celebra todos los años por las calles de Toledo, participó en la vigilia con el Papa, que tuvo lugar durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011.
***
Y como todos hemos visto y participado En la vigilia con el Papa, que se celebró la noche del sábado 20 de agosto de 2011 en Cuatro Vientos de Madrid, con asistencia de dos millones de jóvenes culminó con una adoración eucarística, en la que se utilizó esta "obra maestra" cedida por la catedral de Toledo, que mide casi tres metros de alto y está elaborada en oro y plata.
La obra, que está a punto de cumplir 500 años, data de 1524, año en que el platero alemán Enrique de Arfe la terminó tras nueve años de trabajo. El catedrático de Historia del Arte
de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Portela, ha asegurado que es "el mejor ejemplo de la platería española de todos los tiempos".
Los orígenes de las custodias eucarísticas se remontan al siglo XIII que es cuando se instaura la fiesta del Corpus Christi. "A finales del siglo XIV y principios del XV tienen su desarrollo monumental tanto en las catedrales como en las procesiones para las que se usan", explica Portela.
En la obra de Arfe se pueden apreciar todos los elementos del estilo gótico en el que se inspira:
arbotantes, pilares y columnas. Así, la vigilia permitió que "los dos millones de jóvenes" CON EL SANTO PADRE pudieran contemplar -en medio de aquel vendaval-, y admirar "una obra de arte, única en el mundo, usada, como pensaron sus autores, para redescubrir el valor del arte en la liturgia".
Custodia de nuestros pueblos,
fruto del gran amor de los fieles
Custodia de Arfe, dispuesta
para salir en Procesión.
Una procesión, como la nuestra
de Baiona
Procesión adornada con los niños de Primera Comunión.
Para imitar en Baiona.
Toledo
La Banda de música, que no debe faltar en la Procesión del Corpus Christi de todos los pueblos.
"Cantemos al amor de los amores"Espero que os haya gustado.
Franja.
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