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lunes, 12 de mayo de 2014

En el corazón de una madre, 2

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona

NOTICIAS CRISTIANAS

Hay un pajarito que en medio de los rigores del invierno, cuando las demás aves han emigrado por temor de la nieve y de los hielos, se queda único señor del bosque, y por esta razón se le llama el pajarito del frío.
pájaro del frío

Cuenta una tradición que en una ocasión en que el sol estaba escondido detrás de unas nubes grises, y una niebla fría envolvía como en gasa sutil árboles y casas, ...


salió a pasear por el bosque el Genio del Frío para gozarse en su obra: cuando hirió sus oídos el alegre canto del pajarillo.
—¿Dónde pasaste la noche?, le preguntó.
—Entré en una cuadra. Y ¡qué calentito se estaba allí!


—Donde entras tú, también podré entrar yo, gruñó el Frío. 
Al siguiente día se .encontró en el bosque al reyezuelo, destrenzando arpegios y trinos como si tal cosa.
—¡Demonio de bicho!, pensó para su capote el Frío. Dime, bribón: ¿No te has muerto todavía?
El pajarillo, reyezuelo del bosque, siguió lanzando al aire sus primorosos gorjeos.


—¿Qué cantas?, preguntó de mal talante el Frío. 


¿Dónde has pasado la noche que tan cantarín estás?


—Me acurruqué en un huequecito que había en el techo de un lavadero en que las lavanderas habían hecho hervir la lejía.
—Bueno, bueno. Ya llegaré yo también hasta allí, volvió a gruñir el Frío mientras se alejaba.


¡Cómo heló aquella noche! Hasta el agua caliente de la lejía se enfrió y llegó a helarse.


A la mañana siguiente el pajarillo cantaba nuevamente. El Frío, asombrado, vencido, le volvió a preguntar airado:


—Pero, ¿no has muertoooo?
—¿Morir? ¿Por qué?
—¿Pues dónde pasaste la noche?


-Estuve junto al corazón de una madre, que tenía estrechamente abrazado a su chiquitín, para 
defenderle del frío. Te aseguro que lugar más caliente no lo hubiera podido encontrar.



El Frío exclamó con visible mal humor:
—¡Este es un sitio a donde yo jamás podré llegaaaaaar!....

Y tenía razón, porque el frío de la indiferencia o del olvido  podrá llegar a muchos corazones, pero jamás al corazón de una madre.

Solo aquellas madres, las que han matado su alma, 
y que así son capaces de matar a sus hijos en su seno, 
y se han quedado completamente frías, 
están imposibilitadas para poder calentar,
 ni a un pequeño pajarillo que necesite su calor 
en una noche halado. 
Ahí entro decididamente el FRÍO.
Franja

Confeccionado por Franja.

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