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martes, 14 de enero de 2014

La cicatriz y el amor de madre

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona

Espero que os guste esta pequeña historia de una cicatriz. Las cicatrices de los padres pueden ser consecuencia de los cuidados maternales y paternales por los hijos, aunque estos no lo hayan advertido.

Que esta historia haga reflexionar a los hijos, porque siempre hay cicatrices en los padres que muchas son de las que no se ven, pero que ahí están. Solo hay que fijarse un poco. Franja



La cicatriz y

el amor de madre
     
Familia | 2567 lecturas


Una niñita invitó a su madre a una reunión de padres y maestros que se celebraba en la escuela primaria a la que asistía. Aunque la niña no deseaba que fuera, la madre aceptó la invitación. Sería la primera vez que sus compañeros de clase y su maestra vieran a su madre, y le daba vergüenza su aspecto. A pesar de que era una hermosa mujer, había una gran cicatriz que cubría casi todo el lado derecho de su rostro y la niña le impresionaba tanto que nunca quería hablar acerca de por qué o cómo se la había hecho.

En la conferencia, la gente quedó impresionada con la bondad y la belleza natural de su madre, a pesar de la cicatriz, pero la niña seguía avergonzada y se ocultó de todos. Sin embargo, se mantuvo a una distancia que le permitía escuchar lo que decían su madre y su maestra en una conversación, y esto fue lo que oyó:

 –¿Cómo se hizo esa cicatriz en la cara? Le preguntó la maestra. La madre respondió:
 –Cuando mi hija nació, se incendió la habitación en la que dormía. Todos tenían demasiado miedo de entrar, porque el fuego estaba fuera de control, de manera que me arriesgue y entré. Cuando corría hacia su cuna, vi que caía una viga del techo y me lance sobre mi hija para protegerla. El golpe me dejó inconsciente, pero gracias a Dios, entró un bombero y nos salvó a las dos. Esta cicatriz me acompañará por siempre, pero nunca lamentaré haber hecho lo que hice.

En ese punto, la niña se dio cuenta del sacrificio que su madre había hecho para salvarla y corriendo hacia ella con lágrimas en los ojos, la abrazó y la tomó de la mano durante el resto del día.

Esta historia, me recuerda que también cuando estemos ante la presencia de Jesús podremos ver las cicatrices en sus manos, sus pies y costado. Y que Él, como la madre de la historia puso su vida para salvarnos de la muerte eterna.

Los hombres, sabemos reconocer los actos de valor y damos medallas de honor y declaramos héroes, a todos aquellos que han hecho algo por el bien de los demás, arriesgando su propia vida.

¿Serías capaz de reconocer como héroe, a Aquél que murió en la cruz del calvario para salvarte de la muerte eterna?

«Jesús se merece, sin ningún género de dudas, ser el Héroe de nuestra vida»


http://www.reflexionesparaelalma.net/page/reflexiones/id/593/title/La-cicatriz

Un jarrón de flores para las mamás

que son

sacrificadas


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