Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
1.- LA ALEGRÍA DEL ADVIENTO
Por Javier Leoz
*Es grande
porque, siendo Dios inmenso, se hace presente en nuestra pequeñez para que entendamos que esa,
pequeñez, es puerta alta que nos adentra en el cielo.
*Es
pasado, presente y futuro. Nos preparamos, con un corazón agradecido, a
un Señor que vino en carne mortal, viene en cada acontecimiento y vendrá al
final de los tiempos.
*Es
silenciosa. No es una alegría bulliciosa como pretenden los grandes almacenes.
No es alegría que nace de lo estéril, de lo vacío o de lo caduco: nace de las
entrañas del corazón.
*Es
caritativa. En Navidad, en un acto supremo de caridad, se nos dará en un
pequeño rostro. Siempre hay más alegría en el ofrecer que en el recibir.
*La
alegría del adviento está preñada de esperanza. No pone
su acento en las metas cortas. ¡Va mucho más allá! Sabe que, DIOS, llama y que
cuando llama lo hace para levantarnos, animarnos y empujarnos hacia adelante.
*Es
contagiosa. Quien vive el adviento con visión de fe sabe que, luego, ha de dar
testimonio de esa vivencia como los pastores lo harán después de encontrarse
con el Salvador en Belén.
*Es
emotiva. Dios, por
el hecho de hacerse hombre, produce vértigo. ¿Cómo puede hacerse hombre? ¿Cómo
puede arriesgarse tanto? ¿Para qué? ¿Por qué? Y eso hace que vibren las cuerdas
de nuestras almas.
*Es
celeste. No es una
alegría que viene de los escaparates, la bebida o el comer. La alegría del
adviento es una experiencia mística: Dios sale a mi encuentro y lo hace desde
su Ciudad Santa en las entrañas virginales de María Virgen.
*Es
eclesial. ¿A quién debemos lo que sabemos de Cristo? ¡Ni más ni menos que a
nuestra Madre la Iglesia! No podemos quejarnos ni alejarnos de ella por sus
debilidades. También, Cristo, vivirá rodeado más delante de la traición de
Judas, de la negación de Pedro y de la incomprensión de muchos de los suyos.
*Es
alegría de justicia. Viene el Señor a arreglar un poco nuestra trasnochada existencia.
Viene a darnos calor (estamos como el hielo), ilusión (estamos acobardados), coraje
(estamos débiles).
¡ALEGRÉMONOS
Y RECEMOS POR NUESTRA SALVACIÓN!
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