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sábado, 25 de agosto de 2012

S. Luis Rey de Francia y su sobrino nieto S. Luis Obispo y la modestia

Día 25 de agosto
S. Luis Rey de Francia
 San Luis, Rey de Francia
Nace en Poissy el 25 de abril de 1214, y a los doce años, a la muerte de su padre, es coronado rey. Hasta 1234, en que es declarado mayor de edad, está bajo la regencia de su madre. En el mismo año contrae matrimonio con Margarita de Provenza. Después de un reinado fecundo, muere en Túnez el 25 de agosto de 1270. Fiesta: 25 de agosto.
Hombre de gran talla espiritual, Luis IX, Rey de Francia, se muestra a la altura del papel que la Providencia le ha señalado, aprovechando las circunstancias históricas que le tocan vivir para llegar a ser santo. Su profunda religiosidad destaca en todo momento, apareciendo a los ojos de la Historia como un asceta que, a través del gobierno de su nación, llega a ser modelo de legisladores cristianos.
Del testamento espiritual de San Luis a su hijo
(Acta Sanctorum Augusti 5 [1868]1, 546) 
Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible. Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal. Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es posible que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede prosperidad, debes darle gracias con humildad y vigilar que no sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de que le ofendas. Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino, mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al Señor con oración vocal o mental. Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdales y consuélalos según tus posibilidades. Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás digno de recibir otros mayores. Obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está razón. Pon la mayor diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las personas eclesiásticas y religiosas. Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al sumo pontífice, nuestro padre espiritual. Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado, principalmente la blasfemia y la herejía. Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre amante puede dar a su hijo; que la Santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén.

ORACIÓN DE SAN LUIS REY
Señor enséñame a ser generoso, a servirte como lo mereces, a dar sin medida a combatir sin miedo a que me hieran, a trabajar sin descanso,
y a no buscar más recompensa que el saber que hago tu santa y divina Voluntad. Amén.


Leer más; enlace:
Otro S.Luis, Obispo, sobrino nieto del anterior
cuya fiesta se celebró el día 17 de agosto.
SAN LUIS,
Obispo y Confesor
n. 1274 en Nocera, Italia; † 1297
Buscando hoy día 25 de agosto aS. Luis Rey de Francia, encontré a este San Luis Obispo, sobrino nieto de S. Luis Rey de Fancia. El tío abuelo influyó en el sobrino con la llamada a la santidad.
"Que vuestra modestia sea conocida de todos los hombres, pues el día del Señor está cerca".
(Filipenses 4, 5)
San Luis, hijo de Carlos II, rey de Nápoles, y sobrino nieto de San Luis, rey de Francia, fue dado como rehén a Pedro, rey de Aragón. Vuelto a la libertad, rechazó un magnífico casamiento y la corona de Nápoles, para permanecer fiel al voto que durante su cautividad había emitido de entrar en la Orden de San Francisco.
“Jesucristo –dijo el santo– es mi reino: poseyéndolo, poseo todo; si lo perdiese, pierdo todo”.
Elevado, no obstante su resistencia, a la sede episcopal de Tolosa, edificó a su pueblo con una caridad sin límites y una admirable modestia. Siempre iba acompañado por un religioso encargado de decirle sus faltas. Murió prematuramente, en el año 1297, contando apenas 23 años de edad.
Por eso pone su página esta Meditación:
MEDITACIÓNSOBRE LA MODESTIA

I. La modestia es una virtud que regula el exterior del hombre; debes practicarla, porque no conviene a un cristiano, que debe ser la imagen y copia de Jesucristo, ser descompuesto en sus palabras o en sus actos. Dios está en todas partes; tu buen Ángel te ve; los hombres son testigos de tus inmodestias y se escandalizan de ellas. Todos estos motivos deberían persuadirte a amar esta hermosa virtud, que tanta gloria procura a Dios y tanto bien hace al prójimo. ¡Qué hermoso es dar buenos ejemplos! (San Ambrosio).

II. Para practicar la modestia, es necesario que consideres tu edad, tu condición, tu género de vida, el tiempo, el lugar y las ocasiones en que te encontrares. Tus miradas deben ser modestas, tanto como tus palabras, tus acciones y todo tu exterior; en una palabra, 
de tal modo 

debes comportarte  que se pueda decir de ti: “Así es como andaba Jesucristo, así es como obraba y conversaba con los hombres”. Quien profesa creer en Jesucristo, debe regular su conducta según la de su Maestro (San Jerónimo).
III. La modestia exterior depende de la interior; el rostro no es sino el reflejo de los sentimientos del alma. Si tus pasiones están bien mortificadas, si tu corazón está ocupado continuamente  con el pensamiento de Dios, no tendrás mucho trabajo en ser modesto. Tu alma, encontrando su contento en el interior de sí misma, no lo buscará en el exterior. Los sentimientos se manifiestan en nuestro continente, y el rostro es el espejo del alma y la expresión de las costumbres (San Isidoro).
Y S. Josemaría en CAMINO:
Santa Pureza ·

Puntos de Camino 
128  El pudor y la modestia son hermanos pequeños de la pureza. 
y 129. Sin la santa pureza no se puede perseverar en el apostolado.

ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que esta venerable solemnidad del bienaventurado S.Luis, obispo,vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad, el amor a la
santa pureza y el deseo de la salvación. Por JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR.
Amén

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