Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
CORAZÓN DE JESÚS EN QUIEN ESTAN TODOS LOS
TESOROS
DE
LA SABIDURÍA Y DE LA CIENCIA
Meditación del Papa San Juan Pablo II
sobre las Letanías del Sagrado Corazón
1.
"Corazón de Jesús, en el que están escondidos todos los tesoros de la
sabiduría y de la ciencia".
Esta
invocación de las letanías del Sagrado Corazón, tomada de la Carta a los
Colosenses (2,3), nos hace comprender la necesidad de ir al Corazón de Cristo
para entrar en la plenitud de Dios.
2.
La ciencia, de la que se habla, no es la ciencia que hincha (1 Co 8,2), fundada
en el poder humano.
Es
sabiduría divina, un misterio escondido durante siglos en la mente de Dios,
Creador del universo (Ef 3,9). Es una ciencia nueva, escondida a los sabios y a
los entendidos del mundo, pero revelada a los pequeños (Mt 11,25), ricos en
humildad, sencillez, pureza de corazón.
Esta
ciencia y esta sabiduría consisten en conocer el misterio de Dios invisible,
que llama a los hombres a ser partícipes de su divina naturaleza y los admite a
la comunión con El.
3.
Nosotros sabemos estas cosas porque Dios mismo se ha dignado revelárnoslas por
medio del Hijo, que es sabiduría de Dios (1 Co 1,24).
Todas
las cosas que hay en la tierra y en los cielos, han sido creadas por medio de
El y para El (Col 1,16). La sabiduría de Cristo es más grande que la de Salomón
(Lc 11,31). Sus riquezas son inescrutables (Ef 3,8). Su amor sobrepasa todo
conocimiento. Pero con la fe somos capaces de comprender, juntamente con todos
los santos, su anchura, su largura, altitud y profundidad (Ef 3, 18).
Al
conocer a Jesús, conocemos también a Dios. El que le ve a El, ve al Padre (Jn
14,9). Con El apareció el amor de Dios en nuestros corazones (Rm 5,5).
4.
La ciencia humana es como el agua de nuestros fuentes: quien la bebe, vuelve a
tener sed. La sabiduría y la ciencia de Jesús, en cambio, abren los ojos de la
mente, mueven el corazón en la profundidad del ser y engendran al hombre en el
amor trascendente; liberan de las tinieblas del error, de las manchas del
pecado, del peligro de la muerte, y conducen a la plenitud de la comunión de
esos bienes divinos, que trascienden la comprensión de la mente humana (Dei
Verbum,6)
5.
Con la sabiduría y la ciencia de Jesús, nos arraigamos, y fundamentarnos en la
caridad (Ef 3,17). Se crea el hombre nuevo, interior, que pone a Dios en el
centro de su vida y a sí mismo al servicio de los hermanos.
Es
el grado de perfección que alcanza María, Madre de Jesús y Madre nuestra:
ejemplo único de criatura nueva, enriquecida con la plenitud de gracia y
dispuesta a cumplir la voluntad de Dios" "He aquí la esclava del
Señor, hágase en mí según tu palabra". Y por esto, nosotros la invocamos
como "Trono de la Sabiduría".
Al
rezar el Ángelus, pidámosle que nos haga como Ella y como su Hijo.
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Si una pena entre dos es menos pena,
La alegría es mayor si se reparte.
Lo mismo pasa con el bien.
Se hace un bien mucho mayor
compartiendo las cosas buenas.
Franja
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