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lunes, 22 de octubre de 2012

La Salve. Para rezarla mejor.

Blog Católico de Santa María de Baiona nº. 726

La salve
Hace pocos días puse una entrada en al Blog parroquial
 con el Ave-María, para meditarla y rezarla mejor. 
Hoy pongo el rezo de la Salve,
 una de las oraciones a la Virgen más antiguas, 
atribuida a una gallego Obispo, S. Pedro de Mezonzo.
Pedro de Mezonzo,
 nacido en Curtis el año 930 y fallecido en 1003
, fue un religioso católico español,
Texto en latín:
Salve, Regina, mater misericordiae,
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules, filii evae.
Ad te suspiramus, gementes et flentes
in hac lacrimarum valle. 
Eia ergo, Advocata nostra,
illos tuos misericordes oculos
ad nos converte.
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria. 
Ora pro nobis sancta Dei Genetrix.
Ut digni efficiamur promissionibus Christi. Amen.
 escúchala en el vídeo. enlace:
 Texto en español:
Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia,
Vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te Salve. 
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas. 
Ea pues, Señora, Abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
Fruto bendito de tu vientre. 
Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María. 
Ruega por nosotros Santa María Madre de Dios,
Para que seamos dignos de alcanzar
Las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
 escúchala en el vídeo. enlace:
Franja


Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
Para meditar las palabras del
 Salve Regina
Meditemos esta oración 
para disfrutar más de nuestra 
oración a la Santísima Virgen
 
Dios te salve,
Te saludamos con sonrisas, flores, y canciones
Oh María, la mujer más digna del amor.
Desde niño me enseñaron esta oración mis padres
queriendo que yo te amara y venerara
como ellos lo hacían.
Y desde entonces sigo rezando y cantando
esta bella plegaria todos los sábados
y a la hora del rosario cotidiano.
Dios te salve, maravilla de mujer y de Madre,
lirio hermoso de los valles y praderas.
Pensando en Ti me vuelvo poeta
me dan ganas de cantar.
Mis versos son para Ti,
mis canciones te las canto a Ti. 
 
Reina y Madre de misericordia
Lo que más necesitamos es misericordia,
porque somos infinitamente miserables.
Tu amor inmenso hacia tus hijos se convierte
en océano de bondad, de misericordia, y de piedad.
Te agradecemos tu amor, tu virtud excelsa,
veneramos tu grandeza incomparable
pero sobre todo agradecemos
la misericordia de tu rostro y de tu corazón.
Tienes ojos y corazón hechos de bondad.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia…
Vida nuestra
Nos animas a vivir,
Haces feliz nuestra vida,
Nos otorgas calidad de vida,
porque contigo vale la pena vivir.
No vamos solos por la vida.
¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?
Tú lo dijiste. Y cumples las promesas.
 
Dulzura
 Suavidad, serenidad, paz.
Contigo estamos al abrigo de tormentas y huracanes.
Tu corazón es refugio montañero,
es brisa de primavera, es cantar de pajarillos,
es cristalina fuente,
dulzura de la vida, de mi vida.
 
Y esperanza nuestra
Todo lo espero de Dios por medio de Ti,
porque Dios te ama muchísimo
y Tú me amas muchísimo.
Contigo no cabe la desesperanza y la tristeza.
En las orillas de tu manso río
crecen los pastos y las flores en toda estación.
Tú eres una eterna primavera,
rosal florido, perfumado, digno de contemplarse.
De Ti lo espero todo y más de lo que esperan
todos los niños de sus mamás.
Espero que me lleves al cielo.
Espero que me hagas feliz.
Espero contemplarte en el cielo
en un éxtasis de amor.
Eres hermosísima paloma blanca
que vuelas en mi jardín.
Alegras mis días y mis noches.
Me haces sonreír y mirar hacia delante
con ilusión y entusiasmo.
La vida sin Ti no tendría sabor ni sentido.
Pero contigo sí quiero vivir.
Quiero contemplarte en el lirio del campo,
en la rosa perfumada, en el blanco clavel,
en todas las flores de las praderas,
en las estrellas de la noche.
Dios te salve
Te saludamos, te cantamos,
te llevamos mañanitas, Oh dulce madre.
¡Dios te salve!.
(Para escuchar "las mañanitas" a la Virgen. 
Tienes que esperar para terminarlas,
 porque continúan con el "Oh María"
Te gustará escucharlas
enlace:
compártela con los amigos/as)

 
A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva 
Fuimos hijos de Eva para desgracia nuestra.
Pero somos hijos tuyos para completa felicidad.
Si triste y dura fue la herencia de nuestra madre Eva,
inmensamente rica es la herencia
que nos viene de Ti.
El destierro se dulcifica
porque Tú nos acompañas cada día.
Así nuestro desierto florece y se vuelve llevadero.
¡Qué dura sería la vida sin tu dulce compañía!
¡Qué cardos, qué espinas no produciría!
Pero entre los cardos y espinas tu mano amorosa
ha plantado muy bellas rosas.
 
A Ti suspiramos, gimiendo y llorando 
en este valle de lágrimas
Siempre nos quedas Tú.
En medio de los peligros eres refugio,
pararrayos contra la justa ira de Dios.
En medio de las lágrimas, eres consuelo.
Tus hijos pueden sufrir, por ser ley todos,
pero nunca desesperan.
Saben mirar a través de las lágrimas
tu rostro materno que les llena de esperanza.
 
Ea, pues, Señora, abogada nuestra... 
El nombre de abogada significa defensora.
Tú nos defiendes del maligno,
del que atacó a nuestra madre Eva en el Paraíso,
y la hirió pasándonos la herida.
Tú nos libras de peligros y tentaciones
que nos pudieran hacer perecer.
Contigo llevamos la frente alta por la vida,
hasta el destino final que es el cielo.
Desde allí intercede ante tu Hijo
por cada uno de tus hijos,
por mí también.

 
Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos 
Sí, tus ojos...
Yo quiero asomarme a tus ojos, contemplarlos,
porque sólo de mirarlos me curo de mis tristezas,
su alegría se me contagia,
su pureza infinita se me participa.
Tus ojos, Madre Virgen, son océano
de gracia y de pureza.
Por eso necesito mirarlos, contemplarlos,
para que la bienaventuranza de los puros de corazón
me toque a mí también.
Nos miras con amor y misericordia.
Necesitamos de ambas realidades a morir.
porque somos débiles y miserables en abundancia.
Misericordia es lo que suplicamos.
Suplicamos a la misericordiosa Virgen.
Suplicamos a la más amorosa Madre.
A través de tus ojos aspiramos esa misericordia
y ese amor.
Es lo mejor que nos puedes regalar.
Eres misericordia y eres amor,
dos realidades que heredaste de Dios,
para regalarlas a tus hijos.
 
Y, después e este destierro…
Destierro, porque la patria no está aquí.
Porque la tierra, que es en sí hermosa,
se nos vuelve inhóspita y agraz, al pensar en el cielo.
Destierro, porque aquí te tenemos y tenemos a Dios,
pero todavía no es del todo y para siempre.
Podemos perderte, podemos perder a Dios,
¡Oh terrible posibilidad!
En el cielo Tú serás nuestra y nosotros tuyos
del todo y por toda la eternidad.
¡Qué inmensa beatitud!
 
Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre
Lo más grande que Tú tienes es Jesús.
Muéstranoslo, queremos verlo, conocerlo,
amarlo entrañablemente.
Desde que fuiste Madre de Jesús,
nunca podrás separarte de Él, es tu hijo.
Pero lo mismo que a Él, nos has engendrado
a cada uno de nosotros.
Somos por eso sus hermanos y tus hijos.
Ser hijo no siempre es bien valorado por éste
pero ser madre es muy bien conocido por ella.
Yo no conozco bien lo que significa ser tu hijo,
pero Tú sí sabes lo que significa ser mi madre.
Jesús es el hermano mayor y especial.
Debemos asemejarnos a Él.
danos la gracia de conocerlo como Tú lo conoces:
Un Dios amor que nos quiere
hasta la muerte de cruz,
que nos dio a su Madre, a Ti, para cada uno.
Déjanos ver su rostro, déjanos conocer su corazón,
concédenos amarlo con todas nuestras fuerzas. 
 
Oh clementísima, Oh piadosa, 
Oh dulce Virgen María
Clemente, piadosa y dulce:
la trilogía de la misericordia encarnada en Ti.
Permítenos beber en tu fuente
el agua dulce de tu piedad.
Estamos tan necesitados de clemencia,
dulzura y piedad.
Pero tu fuente rebosa de esa agua pura.
Virgen María dulce: Eres el rosal sin espinas,
belleza de rosas perfumadas:
corremos al olor de tus perfumes.
Virgen María clemente: De Dios lo aprendiste,
Oh Madre del hijo pródigo.
Si algo sabes hacer con excelencia,
es el arte de la misericordia con tus hijos pecadores.
Necesitamos tanto tu capacidad de compasión,
porque somos pecadores maltratados por Satanás.
Virgen María piadosa:
Te compadeces del pecador,
de sus heridas purulentas, no queriendo ver su culpa.
Respondes con piedad y misericordia
a la negra ingratitud, como tu Hijo.
Misericordia del Hijo, misericordia de su Madre.
Gracias por ser dechados de piedad para nosotros,
que, si algo necesitamos, es misericordia y piedad.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
 para que seamos dignos de alcanzar
 las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
 Confeccionó y puso en el blog:
Franja
 Autor,
 P. Mariano de Blas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Madre, protégenos de las andaduras que el demonio hace que aparezcan en nuestras vidas. Cosas incomprensibles que no se entiende el porqué suceden y que sólo pueden ser obra suya. Ayúdanos Madre.

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