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¡Cómo me ha gustado esta carta a los abuelos! Por eso la incluyo
en nuestro blog para solaz de los que entren hoy y la lean. Franja.
Autor:
Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
Carta
a los abuelos de Jesús: Ana y Joaquín
Celebrábamos
el día 26 a San Joaquín y Santa Ana,
abuelos de Jesús.
¡Gracias por haber sido tan dulces y ejemplares padres de María!
Mis
muy queridos Joaquín y Ana:
Mi
nombre es... bueno, no importa… les escribo desde un banco de la parroquia en
una inexplicable tarde cálida de julio.
Me
avisó una amiga que el día 26 es su fiesta y, por ello, quise regalarles esta
sencilla carta.
No
encuentro palabras para decirles "gracias". Gracias por haber sido
tan dulces y ejemplares padres de mi amada María.
Usted,
señora Ana, que habrá compartido con ella tantas tardes luego de intensas
jornadas, ha sido una sencilla pero sabia maestra. Fueron sus manos (¿Las de
quién, sino?) las que se unieron a las de Ella en un mar de harina, para
enseñarle a amasar el pan. Fueron sus manos (¿Las de quién, sino?) las que
apretaron fuerte las de Ella cuando el dolor, implacable, les invadía el alma.
Fue
su ejemplo (¿el de quién, sino?) el que ayudó a María a caminar los senderos de
la contemplación simple, sencilla, la que está al alcance de cualquier mujer.
Fue este santo ejercicio el que permitió a la Madre, años después, meditar en
su corazón los misterios de la Salvación.
Fue
usted, buena señora, la que son su ejemplo más que con sus palabras, le enseñó
a María que ser mamá es la tarea más hermosa del mundo. Así, Ella, la veía a
usted cuidar y ayudar a amigas y parientas cuando los embarazos venían
difíciles en los caminos del alma. Y seguro en su casa los pequeñines siempre
hallaron una rica sorpresa, increíblemente siempre lista, para sus sorpresivas
y revoltosas incursiones.
Ustedes
llevaron a la "llena de gracia" por las escalinatas del Templo tantas
veces… Así, Ella fue conociendo que hace muchos años, un profeta llamado Isaías
anunciaba que "...La Virgen está embarazada y da a luz un hijo..." y
la profecía le inundaba el alma…
S. Joaquín en el retablo de Berruguete
Usted,
mi buen Joaquín, fue un hombre honesto y sencillo. ¿Quién, sino, habría sido
digno de traer a este mundo a la "llena de gracia"?. María le habrá
contemplado, seguramente, tantos días al partir de la casa para "ganar el
pan con el sudor de su frente". Y le habrá esperado de regreso y habrá
corrido hacia usted con las mejillas sonrosadas y los ojos llenos de palomas
blancas para abrazarle al regreso de la larga jornada. Y usted, la tomó en sus
brazos y la alzó al cielo... tan ligera como una gacela, tan pura como una
mañana.
"-
"Quisiera que el padre de mi hijo se te pareciera” le dijo un día
Ella." Y usted casi no veía su rostro pues las lágrimas delataban que la
niña le había besado el corazón.
-
"Quisiera que mi hijo, un día, estuviese tan feliz de mí como yo lo estoy
de ti, querida madre..." y sus palabras le hicieron sentir, Ana, que la
vida es hermosa y los sacrificios y angustias de muchos años al criar los
hijos, pueden desaparecer en un instante con frases como esa.
No
quisiera terminar esta sencilla carta sin imaginar, por un momento, cuanto de
ustedes llego al corazón de Jesús a través de María: Usted, mi buena Ana,
seguro le alcanzó, desde más allá del tiempo, esa ternura por las pequeñas
cosas de cada día, la cual, al llegarle desde el corazón de María, se
transformaría luego en parábola, en camino.
Usted,
don Joaquín, le dejó al mejor de los nietos la mejor de las herencias: El amor
al trabajo. Así, a través de María y envuelto en las palabras y ejemplo del
buen José, hallaría en Jesús el mejor de los depositarios.
Abuelos,
abuelos, cuantas veces Jesús habrá dicho estas palabras. "Extrañas a los
abuelos ¿Verdad, Madre querida?". "A veces, Hijo, a veces... Cuando
tu te vas a predicar lejos y yo te extraño, muchas veces siento que hubiera
querido tener a mis padres cerca”... Y Jesús habrá mirado a María en silencio,
sabiendo que había verdades que Ella comprendería más tarde, con la llegada del
Espíritu Santo...
Para
terminar les pido un favor. Abracen a todos los abuelos del mundo, en especial
a los que se sienten solos. No importa si tienen nietos o no, pues hay una edad
del alma en que la palabra "abuelo" se torna en caricia...
Un
gran abrazo a los dos...
San Joaquín y Santa Ana, con la niña Virgen María
NOTA
Estos
relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por
el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse
que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le
parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o
expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación de la autora,
sin intervención sobrenatural alguna.
Preguntas
o comentarios a la autora.
Susana
Ratero.
http://www.es.catholic.net/meditaciondehoy/
Espero que os haya gustado el contenido de este artículo, que nos debe mover a renovar el cariño a los abuelos, a los que viven entre nosotros y los que el Señor ha llamado junto a El.
Es momento de darle gracias por los valores que nos han transmitido entre los cuales está la fe, la mejor herencia que nos han podido dejar nuestros mayores. Franja.
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