Santa Maria de Baiona diócesis tuy- vigo blogspot.com
La historia
de un niño que estuvo dispuesto a donarlo todo por salvar la vida de quien
amaba...
Hace muchos
años, cuando un médico trabajaba como voluntario en un Hospital de Stanford,
conoció a una niñita llamada Liz quién sufría de una extraña enfermedad.
Su única
oportunidad de recuperarse aparentemente, era una transfusión de
sangre de su hermano de 5 años, quién había sobrevivido
milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos
necesarios para combatir la enfermedad.
El doctor
explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto
a darle su sangre a su hermana.
Por un momento,
lo vió dudar antes de tomar un gran suspiro y decir; Si, lo haré, si eso salva
a Liz.
Mientras la
transfusión continuaba, el estaba acostado en una cama al lado de la de su
hermana, y sonriente mientras los médicos lo asistían a él y a su hermana, veía
retomar el color a las mejillas de la niña.
Entonces la
cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. El miró al doctor y le
preguntó con voz temblorosa: ¿A qué hora empezaré a morirme?
Siendo solo
un niño, no había comprendido al doctor; el pensaba que le daría toda su sangre
a su hermana... Y AÚN ASÍ, SE LA DABA!!!...
El consejo de la historia:
¡Da todo por quién ames!
Si esto sucede en un niño que ama a su hermanita...
¿Hasta donde somos capaces de amar a Dios, para darle nuestra vida en las pequeñas cosas de cada día?
O, si decimos que amamos al prójimo(próximo)... hasta dónde somas capaces de darnos?
¿Entiendes ahora de dónde sale la voluntad del SÍ, en una vocación sacerdotal, religiosa o matrimonial, o de solteros (seglares o laicos en lenguaje eclesiástico), que se entregan también por ese Amor, para servir a Dios en medio del mundo, porque hay ciertos ambientes en los que no está o no debe llegar la presencia del sacerdote?. Dígase, por ejemplo, de la política u otras circunstancias.
Es decir, que hay que amar como el niño de cinco años a su hermanita, o no somos capaces de entender nada de entrega a Dios, ni de entrega de un médico o profesional que se entrega a su profesión, como de un maestro o profesor por enseñar a los alumnos, etc. etc. para que nadie se moleste.
Franja
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