Blog Católico de Santa María de Baiona, nº. 747
Firma: Yo no lo llamaré matrimonio
Firma:
Yo no lo llamaré matrimonio
Firma:
Yo no lo llamaré matrimonio
El Tribunal
Constitucional dice que esto es un matrimonio. También
dice que los niños ya no tienen derecho a un padre y una madre. Decreta,
además, que la
Constitución , en su artículo 32, donde dice que un hombre y
una mujer tienen derecho a casarse, en realidad quiere decir otra cosa.
Si crees que el matrimonio es una institución distinta de otras
realidades, firma esta petición para que se recupere la institución del
matrimonio en nuestro Código Civil:
Presidente Rajoy:
Yo no lo llamaré matrimonio.
Por favor, recupere cuanto antes el matrimonio como realidad
distinta de las uniones homosexuales.
HazteOir.org protegerá tus datos personales y te mantendrá informado sobre esta y
otras campañas.
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Cuando la primera ley del mal llamado matrimonio, apareció en Cartas al Director de Faro de Vigo este artículo de D. José Carlos Areán, ya difunto q.e.d.. Ahora está extendido por cientos de lugares de internet . Yo os lo reedito un vez más. Franja
Publicado en Opinión |
Periodismo de Verdad: 5 de mayo de 2010
Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos,
tampoco. No pueden aparearse. Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de
la misma especie. Son cosas de la zoología. No es producto de la cultura
hitita, fenicia, maya, cristiana o musulmana. Por supuesto no es un invento de la Iglesia Católica.
Muchos siglos antes de que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía
el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Después ellos se
divertían con efebos, que para eso estaban, para el disfrute. La esposa era
para tener hijos.
La palabra matrimonio procede de dos palabras
romanas: “matris” y “munio”. La primera significa “madre”, la segunda
“defensa”. El matrimonio es la defensa, el amparo, la protección de la mujer
que es madre, el mayor y más sublime oficio humano.
Cada palabra tiene su significado propio. Una
compraventa gratuita no es una compraventa, sino una donación. Y una enfiteusis
por cinco años no es una enfiteusis, sino un arriendo vulgar.
Llamar matrimonio a la unión de dos personas
del mismo sexo me parece como poco serio. Jurídicamente, un disparate. De
carcajada. Que le llamen “homomonio”, “chulimonio”, “seximonio”, lo que
quieran, todo menos matrimonio, que ya está inventado hace tiempo. Nadie llama
tarta de manzana a la que está hecha de peras.
Lo curioso es que cuando dices cosas como
estas, algunos te miran como extrañados de que no reconozcas la libertad de las
personas. Y por más que les dices que sí, que respeto la libertad de todos, que
cada uno puede vivir con quien quiera, incluso con su perro, pero que eso no es
un matrimonio, van y me llaman intolerante. No sé lo que harán los
parlamentarios españoles a la hora de votar. Son políticos, no juristas.
Votarán por razones políticas, no según Derecho. Las consecuencias son graves.
Si un varón tiene derecho a casarse con otro varón y una mujer a hacerlo con
otra mujer, ¿le vas a negar el derecho a un hermano a casarse con su propia
hermana? ¿O a un padre a hacerlo con su hija? ¿No tienen el mismo derecho? La
sociedad se quiebra. Huele a podrido. Como en Dinamarca.
Cuando la profe le preguntó a Pablito cómo se
llamaba su madre, el niño contestó: “Mi mamá se llama Ramón”
Fuente: Agencia Tábano Informa
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