Blog católico de Santa María de
Baiona la Real.
¿Se os ocurre pensar en lo qué diría una jovencita de nuestros lugares, después de leer la vida de Santa Inés?
Mientras a nuestras jóvenes o a sus mamás no se les inculque el amor a la santa pureza, se tendrá a las muchas santas mártires, defensoras de su virginidad, como modelos a los que no se debe seguir.
Y mientras no haya aprecio al don de la virginidad, irán nuestras jovencitas, -o las que ya no son tan jóvenes-, al matrimonio, completamente desencantadas de una vida que les imposibilita el ser después las defensoras de la educación de sus hijos...si los llegan a tener!
Pidamos a Santa Inés, que su amor a la santa pureza, vuelva a nuestros lares con la fragancia de otros tiempos, y como consecuencia la vocación a la virginidad o la de la familia cristiana abierta a la vida, forjadora de una sociedad más feliz, más alegre y más limpia que la actual. Franja
Santa Inés
virgen y mártir
21 de enero
Autor:
P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net
Martirologio
Romano: Memoria de santa Inés, virgen y mártir, que siendo aún adolescente,
ofreció en Roma el supremo testimonio de la fe, consagrando con el martirio el
título de la castidad. Obtuvo victoria sobre su edad y sobre el tirano, suscitó
una gran admiración ante el pueblo y adquirió una mayor gloria ante el Señor.
Hoy se celebra el día de su sepultura (s. III/IV).
Etimología:
Inés = aquella que se mantiene pura, es de origen griego.
Hay muy buenos documentos sobre la existencia
de esta mártir que vivió a comienzos del siglo IV y que fue martirizada a los
doce años, durante la feroz persecución de Diocleciano.
Su popularidad
y su devoción hacen pensar que no son improbables las leyendas que se nos han
transmitido de boca en boca y también con escritos. Basado en una tradición
griega, el Papa Dámaso habla del martirio de Santa Inés sobre una hoguera.
Pero parece más
cierto lo que afirma el poeta Prudencio y toda la tradición latina, es decir,
que la jovencita, después de haber sido expuesta a la ignominia de un lugar de
mala fama por haberse negado a sacrificar a la diosa Vesta, fue decapitada.
Así comenta el
hecho San Ambrosio, al que se le atribuye el himno en honor de Agnes heatae
virginis: “¿En un cuerpo tan pequeño había lugar para más heridas? Las niñas de
su edad no resisten la mirada airada de sus padres, y las hace llorar el
piquete de una aguja: pero Inés ofrece todo su cuerpo al golpe de la espada que
el verdugo descarga sobre ella”.
Alrededor de su
imagen de pureza y de constancia en la fe, la leyenda ha tejido un
acontecimiento que tiene el mismo origen de la historia de otras jóvenes
mártires: Agata, Lucia, Cecilia, que también encuentran lugar en el Canon
Romano de la Misa. Según
la leyenda popular, fue el mismo hijo del prefecto de Roma el que atentó contra
la pureza de Inés. Al ser rechazado, él la denunció como cristiana, y el
prefecto Sinfronio la hizo exponer en una casa de mala vida por haberse negado
a rendirle culto a la diosa Vesta. Pero Inés salió prodigiosamente intacta de
esa difamante condena, porque el único hombre que se atrevió a acercarse a ella
cayó muerto a sus pies.
Pero el
prefecto no se rindió ante el prodigio y la condenó a muerte. Un antiguo rito
perpetúa el recuerdo de este ejemplo heroico de pureza. En la mañana del 21 de
enero se bendicen dos corderitos, que después ofrecen al Papa para que con su
lana sean tejidos los palios destinados a los Arzobispos. La antiquísima
ceremonia tiene lugar en la iglesia de Santa Inés, construida por Constantina,
hija de Constantino, hacia el 345.
Santa Inés, virgen y mártir
Patrona
de comprometidos en matrimonio; castidad; pureza; niñas; vírgenes; víctimas de
violaciones; jardineros.
Gocémonos,
y saltemos de júbilo y demos gloria a Dios,
pues
han llegado las bodas del Cordero
y
su esposa se ha engalanado.
(Apocalipsis
19, 7)
He
aquí a la esposa del Cordero de Dios. Búrlase ella para conservar su cuerpo y
su corazón para su esposo Jesús de las proposiciones y de las amenazas del
tirano. Los ángeles la acompañan a un lugar infame y dan muerte al insolente
que quiere arrebatarle la honra; mas ella devuélvele la vida y lo convierte a
la fe. Se la echa al fuego, pero el fuego respeta a la tierna virgen y da
muerte a los verdugos. Condenada, finalmente, a ser decapitada, inclina la
cabeza y va al cielo a juntarse con su Esposo divino a quien prometiera
fidelidad.
MEDITACIÓN
SOBRE
LA VIDA DE
SANTA INÉS
I.
Santa Inés consagra su cuerpo y su alma a Jesús, a los trece años, mediante el
voto de castidad. ¡Qué amable Esposo elige! ¡Qué bello! ¡Qué sabio! ¡Qué
poderoso! ¡Cuánto amor tiene por ella! Conságrate enteramente a Él y
experimentarás los dulces efectos de su amor. ¡Oh Jesús, divino Esposo de
nuestra alma, si los hombres os conociesen, os amarían y despreciarían las efímeras
bellezas de la tierra para poseeros! ¡Os amo, Dios mío! Si es poco, haced que
os ame con amor más ardiente y más puro (San Agustín).
II.
Se amenaza a Santa Inés con los tormentos más crueles si no se casa con el hijo
del prefecto de Roma, pero ella responde que es la prometida de Jesucristo. Se
la arroja a las llamas, pero éstas no hacen sino aumentar su amor; las heridas
la hacen más bella y más parecida a su divino Esposo. ¿Qué haces tú para
conservar tu cuerpo y tu alma para Jesucristo? ¿Qué tormentos soportarías?
Avergüénzate de saberte menos generoso que una niña de trece años. Tenía menos
fuerzas que tú, pero más valor; tenía más fe y amor para con Jesucristo.
III.
Se le promete una considerable fortuna si consiente en casarse con el hijo del
prefecto; resiste a las seducciones como ha resistido a los suplicios. ¡Cuán
pocas personas hay que resistan al atractivo de los placeres! Cuídate de ese
doble veneno. Es más fácil resistir a los tormentos que a la voluptuosidad. Los
tormentos aterran: la voluptuosidad halaga (San Cipriano).
Santa Inés, virgen y mártir
La
castidad.
Orad
por la buena educación de la juventud.
ORACIÓN
Dios
todopoderoso, que elegís en el mundo a los más débiles para confundir a los más
fuertes, haced, por vuestra bondad, que, celebrando la solemnidad de vuestra
virgen Santa Inés, experimentemos los efectos de su protección junto a Vos.
Por J. C. N. S.
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